sábado, 20 de agosto de 2011

La Verdad que nos hace libres

El Papa tuvo un encuentro con jóvenes profesores de las universidades españolas. Para Benedicto XVI el espacio universitario no es un lugar extraño ni peligroso. Todo lo contrario. El Santo Padre se mueve en la universidad como su propio espacio vital, como su propia casa, no en vano ha sido muchos más años profesor universitario que Papa...

Fue la Iglesia católica la que promovió para el bien común la institución universitaria así como tantas otras instituciones docentes y no docentes. Fue la Iglesia la que desde el primer momento se puso en búsqueda de la Verdad como camino para desentrañar el misterio profundo del ser humano. Una búsqueda que parte del amor y llega a los rincones más profundos de la razón y la inteligencia.

La universidad cristiana es algo así como un inmenso templo donde se venera, se admira y se busca la verdad. Ninguna religión ha sacralizado tanto la inteligencia como el cristianismo ya que por el estudio y la investigación estamos invitados a compartir el pensamiento del Hijo único sobre su Padre y en esa búsqueda constante vamos descubriendo los inmensos mundos interiores que posee cada ser humano. ¿Qué son las distintas disciplinas humanas sino el intento de desvelar el misterio de la persona y comprender su propia existencia?

Hay tres palabras que nos dirige San Agustín a los creyentes y a todas las personas que quieran escuchar: «conócete, acéptate, supérate» que definen este proceso de descubrimiento de la verdad. Sabemos que la verdad misma siempre va a estar más allá de nuestro alcance. Podemos buscarla y acercarnos a ella, pero no podemos poseerla del todo: más bien, es ella la que nos posee a nosotros y la que nos motiva.

Cuando la razón, la investigación, el desarrollo, se olvidan del ser humano es cuando la búsqueda se desvirtúa. Los católicos no estamos contra la ciencia ni contra el desarrollo, ni muchos menos contra descubrimientos que tanto bien hacen a la humanidad. Pero sabemos que no todo lo que posee ese nombre tiene en su centro el interés de las personas, sobre todo de los más débiles y desfavorecidos.

La universidad está invitada a ser lo que siempre fue: el santuario de la verdad al cual se llega por el camino de la razón. Mientras no descubramos vitalmente este proceso la universidad será un banco de conocimientos, pero no un camino de libertad.

MARIO SANTANA BUENO

 




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