viernes, 19 de agosto de 2011

PATALETA DE LA IMPOTENCIA ANTE EL ÉXITO DEL PAPA

España es un Estado no confesional. La democracia pluralista plena garantiza en el Estado de Derecho la libertad de expresión y de manifestación. Las autoridades han hecho bien en permitir la manifestación anti-Papa en Madrid. Los que se han equivocado han sido los manifestantes. Solo los periodistas acreditados para el viaje pontificio duplican el número de los que se han manifestado. Unas 150 asociaciones, casi todas ellas subvencionadas con dinero público, han convocado una manifestación a la que solo han asistido alrededor de tres mil personas frente al millón largo de peregrinos congregados por Benedicto XVI en las calles de Madrid.

Los manifestantes anti-Papa buscaban incidentes para oscurecer el éxito del Pontífice. Consiguieron los incidentes pero han hecho el ridículo. La manifestación anti-Papa ha sido la pataleta de la impotencia frente al éxito de la Jornada Mundial de la Juventud en torno a Benedicto XVI. Se puede ser católico. Se puede no serlo. La objetividad exige reconocer la magnitud del movimiento juvenil que abarrota las calles de Madrid y la escuálida representación de los que querían reventar el éxito de los peregrinos.

Madrid, por otra parte, ha hecho un gran negocio. La Jornada Mundial de la Juventud dejara más de 100 millones de euros de beneficios en bares, restaurantes, espectáculos y comercios, tras descontar los gastos de seguridad y limpieza a cargo de las administraciones públicas. Hasta el presidente Zapatero, desde su anticristianismo radical, se ha dado cuenta de la dimensión del eco popular pontificio y se ha apresurado a acompañar a los Reyes para recibir al Sumo Pontífice, al mensajero de la paz, al hacedor de puentes para la concordia y la conciliación.


LUIS MARÍA ANSON
de la Real Academia Española
(en El Imparcial, 18 de agosto de 2011)


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